El problema surge cuando caemos en la lectura reduccionista que busca responder cuánto de lo que consumimos (justamente porque se presenta en forma de video, película, obra de arte, en fin) determina nuestro umbral o niveles de violencia social, o de qué forma la industria es solo un reflejo de la sociedad.
Por: Ana María Raad, antropóloga, experta en innovación y educación.

  • 15 Agosto, 2019

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