Jean-Philippe Collard

Jean-Philippe Collard, uno de los grandes exponentes de la escuela francesa en la interpretación del piano, comenzó su aprendizaje musical cuando apenas contaba con cinco años. Su depurada técnica y sensibilidad le permitieron destacar rápidamente en el competitivo ambiente artístico parisino. Es así como a los dieciséis años obtiene el primer lugar en el Conservatorio Superior de Música de la Ciudad Luz, graduándose con las más altas distinciones.

Collard ha sido distinguido con numerosos premios como el Gabriel Fauré, y ha obtenido primeros lugares en competencias como Marguerite Long-Jacques Thibaud y el prestigioso concurso internacional Cziffra. A través de los años, ha evolucionado desde el refinamiento de la tradición gala hacia un estilo enérgico y vigoroso dominado por su extraordinario virtuosismo.

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Entre los trabajos más célebres del pianista se encuentran sus interpretaciones de las composiciones de Gabriel Fauré y Camille Saint-Saëns, las que han sido llevadas al disco por el sello EMI. Su discografía cuenta con más de treinta títulos; entre ellas, sus grabaciones de las Danzas Húngaras de Brahms y los Études-Tableaux compuestos por Sergei Rachmaninoff fueron consideradas “Record of the Year” por la publicación Stereo Review.

Collard ha grabado conciertos con André Previn y la Orquesta Filarmónica Real y ha editado los arreglos de Mozart para melodías francesas junto al barítono José Van Dam. Otras grabaciones incluyen baladas de Chopin y la Sonata en Si menor de Liszt.

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Como un anticipo de su concierto del próximo 13 de diciembre en la iglesia de la Viña Santa Rita –en Alto Jahuel, Buin- conversamos con el artista francés, quien aprovechó de compartir sus recuerdos de Arrau y su visión sobre la cada vez más globalizada escena musical. No es la primera vez que viene a Chile, donde ha entregado grandes interpretaciones: “He viajado con frecuencia a Sudamérica. He estado en Colombia, Brasil y por supuesto Chile, en varias ocasiones. Recuerdo haber tocado en Santiago, junto a la Orquesta Sinfónica en el Teatro Municipal. También ofrecí recitales en Viña del Mar y otras ciudades”.

-¿Cuál es su impresión de la escena musical chilena?

-Siempre me ha impresionado la calidad de las audiencias, por su concentración y silencio. Es un público sintonizado fuertemente con los conciertos de piano, probablemente por la influencia de Claudio Arrau. Es evidente que al público chileno le encanta el piano.

-¿Tuvo la oportunidad de intercambiar experiencias con músicos locales?

-Aparte de haber conversado con los miembros de la orquesta, realmente no conocí a ningún músico chileno. Es una lástima. Sin embargo, tuve la suerte de escuchar a Claudio Arrau dos veces en París. Me encantó, y cada vez que lo vi tocar sentí que él traía un poco de aire fresco chileno a nuestro país.

-¿Qué repertorio eligió para el concierto en Chile?

-El programa estará dedicado a Chopin y Debussy, concentrándose en los Preludios. Resulta interesante observar cómo estos dos compositores intentan transmitir sus más íntimas emociones en piezas tan concisas.

-¿Cuáles son sus principales referencias musicales?

-Como pianista, he tenido siempre la curiosidad de escuchar a distintos maestros y colegas. Tuve la oportunidad de estar con Vladimir Horowitz en numerosas ocasiones. Con él hablamos acerca del piano y la manera en que otros pianistas lo ejecutan. He sido un admirador de Martha Argerich, Maurizio Pollini, Alfred Brendel y otros.

Usted es conocido por sus interpretaciones de los trabajos de Gabriel Fauré y Camille Saint-Saëns. ¿Por qué eligió estos autores?

-Yo he interpretado a estos compositores ¡pero también a muchos otros! Si me han conocido a través de Fauré y Saint-Saëns es sólo porque a la gente le gusta cómo los interpreto. No soy yo quien decide por qué soy conocido.

Como intérprete, ¿está usted en favor de tocar con o sin partitura?

-Hasta ahora siempre he tocado sin partitura, por supuesto con la excepción de los conciertos de música de cámara. No tengo una idea predeterminada al respecto. Pero si la partitura ayuda al intérprete a tener confianza y seguridad, ¿por qué no usarla? El asunto es que no te distraiga el volteador de páginas.

¿Cómo valora el rol de los discos en su carrera?

-Al comienzo fue muy importante. Principalmente porque mis grabaciones fueron editadas por el prestigioso sello musical EMI. Las podías encontrar en todo el mundo y eso ayudó a establecer mi carrera.

-¿En una escena musical globalizada como la actual, la escuela francesa sigue siendo tan importante como lo fue durante tantos años?

-No, hoy es sólo un “souvenir”.

-¿Cómo ha afectado la globalización a la manera de tocar el piano?

-Todo está mezclado hoy en día. Hace algunos años fuimos a una competencia internacional para escuchar y comparar las distintas escuelas, como la rusa y la asiática. Ahora, eso ya no es necesario: con el computador uno puede elegir conciertos de todos los lugares del mundo. Las influencias se propagan fácilmente.

-¿Qué distingue a la tradición francesa de otras del resto del mundo?

-Una forma específica de tocar el piano: muy suave, rápida y clara. Un sonido que se logra usando sólo los dedos y nada más. Hoy en día, sin embargo hemos descubierto que tocar con los hombros y la parte alta del cuerpo ayuda a encontrar un sonido más rico.

-¿Qué autores le recomendaría escuchar a un público joven?

-Lamentablemente ya no se trata de autores, sino más bien del largo de las piezas. Los jóvenes tienden a saltar rápidamente de una idea a otra. De manera que uno tiene sólo unos pocos segundos para captar su atención y tratar de poner sus mentes en el camino de la imaginación.

-Para terminar, una pregunta personal: usted proviene de una familia ligada a la música. ¿Alguno de sus hijos eligió ser intérprete como usted?

-No. A pesar de que todos ellos estudiaron música cuando eran niños, incluso uno estudió 12 años de violín, finalmente todos abandonaron. Sospecho que ninguno consideró seguir el camino de su padre: ¡siempre lejos del hogar! •••

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