Algo pasa en Estados Unidos, que los políticos suelen caer por enredos de cama. La lista –que acaba de sumar al precandidato republicano, Herman Cain– es bien larga. En el resto del mundo el estándar pareciera ser distinto. Si la vara en Washington es el pecado, en Europa y América Latina es el delito.

  • 14 Diciembre, 2011

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