Al principio me costó revelar los motivos del viaje. Con todo, la curiosidad de mis cercanos aumentó cuando supieron que iba a Birmingham, Alabama. Después de unos amagues, confesé: “voy a un curso para manejar un Porsche”. Entiéndanme, cuando aun quedan rastros de educación jesuita, un acontecimiento así podría resultar tan frívolo como ser jurado en Miss Universo. Los prejuicios son muchos, pero rápidamente fui derrumbando mitos a través de una notable experiencia.

  • 28 Octubre, 2009

Lo más leído