El fundador de Greenpeace no tiene problemas en afirmar que se equivocó cuando en los 70, junto a sus ex amigos ecologistas puso a las armas atómicas en el mismo saco que la energía nuclear. Nunca imaginó que años más tarde se convertiría en uno de sus mayores defensores, desatando la ira de sus pares. 

  • 2 Abril, 2008

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