Nuestro columnista, aburrido de los vinos súper poderosos, echa de menos esas viejas botellas que no llegaban a los 13 grados de alcohol y se bebían sin aspavientos. Y, de paso, entrega algunas reflexiones antes de que acabe el año.

  • 13 Noviembre, 2008


Nuestro columnista, aburrido de los vinos súper poderosos, echa de menos esas viejas botellas que no llegaban a los 13 grados de alcohol y se bebían sin aspavientos. Y, de paso, entrega algunas reflexiones antes de que acabe el año.

Lo más leído