Economista

Ya pasaron tres años del actual gobierno con la doctrina de la retroexcavadora, que son “coronados” primero, con el nombramiento de Blanco en el CDE, riéndose de todo el país. Segundo, con la decisión política totalmente arbitraria de parar el proyecto Dominga como parte de la ostensible persecución política a Sebastián Piñera, sólo porque va liderando las encuestas a la presidencia.

Esto da la tónica de lo que ha sido claramente el peor gobierno de Chile en los últimos 30 años. Desde el inicio mostró una ideologización desmedida e incluso usó el aparato público para perseguir a sus adversarios, como lo que ocurrió con el SII, denunciado así por el propio director jurídico de la institución que fue por cierto removido de su cargo inmediatamente. Se atacó al empresario A. Saieh a través de la Superintendencia de Bancos, al no usar el debido proceso. Igual cosa ocurrió con Velasco cuando era potencial candidato presidencial. Grandes dudas deja también el trabajo de la fiscalía que se aprecia muy manipulada por el gobierno.

Hoy estamos gobernados por una presidenta ausente y a veces caprichosa, un ministro del Interior en los hechos inexistente, y un segundo piso que hace y deshace sin las atribuciones ni competencia. La nueva vocera tiene prestancia y es una pequeña isla de seriedad, pero obligada a defender lo indefendible, lo que le hace perder credibilidad.

Economía

Ha habido un deterioro sistemático, que a estas alturas ya parece premeditado, visto lo recientemente ocurrido con Dominga después de tres años de trabajo técnico, borrados de una plumada por un capricho político. Büchi lo dijo: hay incerteza jurídica, y no se equivocó.

Cuando la economía de mercado se deteriora por la incertidumbre de las políticas estatales, el resultado es triple: primero la izquierda culpa a los empresarios, a los “poderosos de siempre”, en los dichos del propio gobierno desde sus inicios. Segundo, ya nadie quiere invertir y aparece el Estado como solución lo que es el éxtasis de la izquierda, sólo que se les acabó la plata. Tercero, empeora la situación social, y se abre el espacio para el populismo que generalmente, aunque no siempre, viene desde la izquierda. Distintos personeros de dicho sector presionan por más gratuidad en educación, hacer gratuito el transporte público, pasar al sistema de reparto, eliminar las isapres, controlar a las universidades privadas vía el presupuesto de gratuidad, instalar impuesto al patrimonio, centralizar los liceos públicos, crear nuevas universidades y centros técnicos estatales. Ha habido parlamentarios de izquierda, más bien delirantes, tratando de regular la sal de los restaurantes y también el happy hour. El riesgo país ya ha recibido tarjeta amarilla, y pronto habrá una rosada, fortaleciendo el círculo vicioso señalado.

La economía ya casi no genera empleos, sino que “trabajo por cuenta propia”, que para el gobierno es emprendimiento y para los afectados es mera sobrevivencia en la calle. El consumo, que es lo que ha sostenido el débil crecimiento estos años, sigue bajando, lo que tiene mal pronóstico ya que no hay mucha inversión y menos productividad. La situación es tan lamentable que el ministro de Hacienda celebra con algarabía el escuálido 1,7% de crecimiento. Arenas hizo lo mismo en el Chile Day en Inglaterra y allá se tituló al día siguiente: “La nueva mediocridad”.

En forma paralela, el fisco ha disparado el déficit fiscal al 4%, instalado bonos como “derechos sociales”, todo lo que ha aumentado la deuda, y no hay posibilidad alguna de arreglar ese problema por muchos años. De hecho, estamos pagando gastos corrientes con deuda que es la antesala de la pobreza. Se le dio un golpe mortal al ahorro e inversión eliminando el FUT (en vez de regularlo mejor), y se está atacando a las AFP, la otra fuente de ahorro clave de la economía. El aparato estatal está obeso mórbido. En esta gestión se han agregado más de 100.000 funcionarios públicos completamente innecesarios, muchos operadores políticos. Todo esto lleva al famoso círculo vicioso de la pobreza que habíamos superado y que volvemos a iniciar en estos tres lamentables años de gobierno. Deberemos sumar la muy mala ley sindical, ideologizada y tan mal hecha, que deja abiertas cuestiones que serán judicializada y que abre formalmente los espacios de violencia de las huelgas. En infraestructura, la detención ideologizada de las concesiones va generando un déficit importante que se suma a los factores del bajo crecimiento.

Educación

En este ámbito la situación es caótica. El retroceso será de al menos 20 años. El gobierno que ha cambiado las reglas literalmente unas 15 veces, ha sido totalmente incapaz de hacer una ley de educación superior, pero igual ha iniciado una política ideologizada de gratuidad usando un resquicio legal. Las universidades que se han adscrito han empezado a tener pérdidas cuantiosas, lo que anticipa una caída de la calidad. También le quitó los patines a la educación subvencionada, se destrozó a muchos liceos emblemáticos, se legitimó las tomas de los colegios.

Como muestra de lo perdido que está el gobierno, el ministerio discute si debe o no haber una asignatura de filosofía en la malla curricular en educación media: un error de proporciones en la edad del conocimiento en pleno siglo XXI. Lo que se llama un error del tipo tres: resolver el problema equivocado. También ha inaugurado dos nuevas universidades estatales en precarias condiciones y evidente falta de calidad que por derecho propio han ingresado al cartel del Cruch, que ha sido no sólo mantenido sino reforzado, a pesar de no ser representativo de la educación superior del país. El gobierno ha hostigado a la mejor universidad del país, que es privada y de carácter religioso. Improvisación y discrecionalidad es el hilo conductor en educación. Estatización máxima de la educación es el norte buscado.

Salud

Las cosas van de mal en peor. Se detuvo prácticamente la construcción de hospitales, y los que siguen son pequeñas instalaciones. La deuda de los hospitales públicos crece y crece, la atención disminuye, las listas de espera aumentan, las huelgas ilegales campean, faltan especialistas. Todo ello a pesar de un generoso aumento de recursos al sector. Nuevamente la idea es disminuir la salud privada a como dé lugar.

Política y gobernabilidad

La reforma al binominal fue mal hecha ya que se mantuvo el régimen presidencial, al tiempo que se aumentó la fuerza del Congreso y se produjo la atomización política que ya fue nefasta en el pasado. Hay ya más de 30 partidos políticos que generarán ingobernanza para cualquier administración que venga, ya que habrá arbitraje de las minorías. El redistritaje fue hecho a la medida de la coalición gobernante y la ley de financiamiento es claramente desapegada de la realidad y las necesidades prácticas de la política. La reforma constitucional fue un verdadero tongo, con un consejo designado a dedo, cabildos del siglo XIX, poca participación y manipulación del informe. El desbande de la Nueva Mayoría es tal, que en el veto aditivo acerca del reajuste fiscal obtuvo cero votos. Así es: cero. La NM está quebrada y se viene un rebaraje del naipe político nacional, lo que agrega mayor incertidumbre.

Seguridad

En la Araucanía está completamente vulnerado el Estado de derecho y la violencia es creciente. Lo mismo ocurre con la seguridad pública que es manejada ideológicamente y no como corresponde. Por otro lado, la sensación de corrupción es alarmante. La gestión del gobierno, el Parlamento, los partidos y la justicia es ampliamente rechazada por la gran mayoría del país, lo que nuevamente abre la cancha al populismo.

Gestión

Lo anterior es el resultado del exceso de ideología y la pobreza de la gestión. Los ejemplos son interminables: Sename, Gendarmería, Onemi, nombramientos que se retraen, Codelco, TVN, deporte, Servel, filtraciones fiscalía, pésimo manejo de las emergencias. Esto va de la mano del nombramiento de las personas inadecuadas: Peñailillo y todo el G90, Arenas, Eyzaguirre, Elizalde, Fernández, Javiera Blanco, Insunza (Seg pres, ministro de un mes), Subsecretario gobierno que dura un día (plagio académico), Riquelme administrador de La Moneda, Dávalos, Quintana, Rincón, Jorrat, Elia Molina, Pey, Huenchumilla, Vidal (nada menos que director en el Banco Estado cuando se da el gran bono), Fries, Insulza en La Haya, etc., e innumerables cambios de gabinete. La presidenta cree que los discursos resuelven los problemas.

Epílogo

Cumplidos ya más de tres años de gobierno, podemos decir que la obra gruesa simplemente quedó mal hecha. Habrá que hacerla de nuevo, pero ya no hay recursos ni credibilidad alguna. El rechazo a la gestión del gobierno ha alcanzado un 75%. Visto todo lo anterior, las razones son más que elocuentes.

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