Partiendo por el 2018

El 2018 fue un muy buen año para la economía y bastante malo para la política. El país prácticamente triplicó su tasa de crecimiento al estimado de 4,1%, creciendo más que el mundo y siendo líder en la región. Generó 180.000 empleos de buena calidad, volvió a aumentar la inversión, que había caído sistemáticamente en los cuatro años del gobierno anterior junto con la productividad. Aumentó también la inversión extranjera y hay numerosos proyectos en ejecución. Se aprobó un presupuesto conservador para bajar el agudo déficit fiscal heredado de Bachelet. Con todo el famoso legado obligará a aumentar el endeudamiento público quizás por tres a cuatro años más, si se mantiene una buena gestión económica. El gobierno tuvo que hacerse cargo también de dos grandes problemas heredados: la crisis de Carabineros y la oscura y caótica migración generada por Bachelet.

Pero la política no estuvo tan bien. La oposición, con mayoría en el Congreso, ha montado una estrategia de bloqueo liderada por la izquierda más ultra, casi todos simpatizantes del castro-chavismo. No le han dado un solo momento de respiro al gobierno, que partió su gestión buscando acuerdos nacionales. Esta situación fue ampliamente aprovechada por esa izquierda con la muerte del comunero mapuche, en un incidente confuso, en que circulan tantas versiones pero que ya nadie cree nada a nadie. El gobierno cometió varios errores comunicacionales y actuó apresuradamente al calificar a los oficiales de la policía como homicidas, sin que aún comenzara el proceso. Ha destituido urbe et orbi a carabineros, lo que ha generado una situación delicada en el orden y  la seguridad pública. Hay prohibición de enfrentar duramente a los manifestantes aunque sean violentos, y estas ocurren cada vez más frecuentemente. La polarización del país que promueve doctrinariamente la izquierda castro-chavista, a la que se suma el frente amplio con mucha inmadurez, crece sistemáticamente y eso solo tiene mal pronóstico. Todo lo anterior ha precipitado la discusión de las elecciones del 2021, lo que es muy nefasto para la política, y que viene del enorme error de la clase política de hacer un periodo de cuatro años sin reelección. Llama la atención la creciente popularidad de J.A. Kast en las encuestas y eso mismo ha generado problemas en la centroderecha. La Nueva Mayoría está totalmente desperfilada y no se ven por ahora modos de que se arregle.

La izquierda dura seguirá presionando la situación pública sobre la base de la violencia de sus manifestaciones, en mi opinión buscando un nuevo mártir, lo que sería el fin político del gobierno. En eso hay que cuidarse, lo que es difícil de entender por la opinión pública.

Los temas del 2019

Los pronósticos para la economía están entre el 3,5% al 4,0%, pero en lo personal creo que la cifra estará más cerca del 4,5%. Estimo que será un buen año para el país en ese tema. Lo más probable es que el conflicto EE.UU.-China se resuelva y eso dará un impulso global a la economía.

El gobierno más bien tiene el desafío principal en el área política, que es su mayor debilidad. Ahora veremos si es efectivo lo que planteó el presidente, que no había mejor escuela que la presidencia. Hasta aquí no es claro. El verdadero éxito del gobierno se medirá en la capacidad de lograr un segundo período para su sector, el resto es música. Esa es la política real. Lo primero de la agenda es lograr mantener la unidad de su coalición, tema en que falló en su gestión anterior y en el que ha estado fallando. Lo segundo es erradicar la discusión presidencial de la agenda. Lo tercero es mejorar su estrategia comunicacional, que ha mostrado debilidades elocuentes. La vocería es ausente y los ministros parecen temerosos de hablar, dar entrevistas, opinar e informar.

Pero hay otros desafíos para el gobierno que van a tensionar las cosas, dada la situación del Congreso. Es fundamental corregir los serios estropicios de la reforma tributaria, de la reforma sindical, de la gratuidad educacional que ya hace agua por los cuatro costados. Ni hablar de la deuda en salud pública y hospitales. Se requiere avanzar en la reforma de pensiones, poner en marcha el Ministerio de Ciencia y Tecnología, que no tiene un presupuesto adecuado. La ley del Sename no puede seguir esperando y es preciso estabilizar la crisis de Carabineros. También se esperaría algo novedoso en educació, que no sea más de lo mismo. Hasta aquí, la única apuesta del gobierno parece ser la de los liceos bi centenario, pero no es suficiente.  Es ideal tener algún proyecto emblemático propio del gobierno, que podría ser el tren a Valparaíso, la descentralización real, una modernización radical del Estado, en fin.

El Congreso seguirá funcionando mal, fue agrandado y mal parido. Hoy, con una bancada de diputados designados que no tienen apoyo popular pero que hacen mucho ruido. Sacaron 3% o menos y fueron arrastrados por la lista. Es decir, cualquiera que hubiese sido designado por el partido hubiese sido elegido. Se habla de volver a reducir el tamaño, pero es difícil que los incumbentes legislen en algo que les afecta a ellos mismos. No tienen esa generosidad.

La congestión de Santiago hará crisis este año, y sería bueno que el gobierno se anticipara. Los buses eléctricos son un gran avance y debieran darle con todo en esa línea. Muchas de las iniciativas en salud, como el hospital digital, empezarán a mostrar frutos. Los efectos del cambio climático son cada día más evidentes y nuestra infraestructura es débil. En ese marco, las protestas estudiantiles a partir de abril serán cada vez más violentas y agravarán los temas de ciudad, ya complejos.

La presidencial adelantada

Lamentablemente, el tema ya entró a la opinión pública y es motivo de diversas encuestas, lo que le penará al gobierno. La derecha tiene más cartas que la oposición, y eso paradójicamente es una desventaja, ya que facilita las divisiones del sector. Aquí veremos si Piñera es un estadista o un administrador. En la oposición, está siendo pauteada por los más extremistas como el FA y el PC, lo que no son buenas noticias para el país. El FA es demasiado inmaduro e inexperiente. Hasta aquí no ha propuesto nada, no tiene un modelo coherente que ofrecer. El PC, como todos sabemos, es una ideología muy añeja transformada en religión, en dogma. Son fundamentalistas y eso solo son malas noticias para las democracias.

El 2020 vienen las municipales y en las últimas tres elecciones han sido un predictor elocuente de la presidencial, y por eso será otra presión para los presidenciables que querrán estar presentes, así como los candidatos que querrán tener padrinos.

Epílogo

En mi opinión, el 2019 será el año que marcará lo que será el resultado final del gobierno de Piñera. Es la última oportunidad de exhibir proyectos emblemáticos que lo muestren como estadista, a la vez capaz de organizar la unidad de su coalición de gobierno. No basta una economía fuerte, se requiere un “sentido” político nacional atractivo. Si algo aprendimos de su primera gestión, es que la eficiencia es necesaria pero no suficiente, un lenguaje que todo economista debe entender. A la izquierda le pasa al revés, tiene “relatos” muy atractivos, pero nula capacidad de gestión y concreción. El tan mentado segundo piso no puede ser solo una secretaría ejecutiva de sus proyectos, debe tener asesores capaces de ser oídos por el presidente. No es lo mismo oír que escuchar. Los ministros no deben ser vistos como gerentes, sino como sus pares en los temas de la cartera.

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