Carolina Crespo es de esas personas inquietas por naturaleza. En 2000, junto a su amiga Cecilia Magalhaes, comenzó a importar joyas enchapadas desde Brasil. Fue tanto el éxito, que al poco tiempo crearon Baurú, una tienda de bijouterie que fue todo un hit. No les costó nada ubicarse en el retail, instalándose primero en Ripley, donde hasta el día de hoy cuentan con un corner y desde donde el negocio comenzó a multiplicarse. Por supuesto, la competencia también. Había, entonces, que marcar la diferencia y comenzaron a diseñar sus propios productos. Luego, crearon una segunda marca, Pivadiva, con la cual entraron a la multitienda Paris. De ahí en adelante, sus puntos de ventas crecieron, y hoy suman 14. Actualmente, la facturación anual es de 1,4 millones de dólares, cifra que de todas maneras va a crecer luego de inaugurar otros locales y tras la incorporación de otras categorías de productos, como carteras, zapatos y pañuelos. La novedad de esta temporada serán las nuevas líneas de joyas del tipo artesanal encargadas a proveedores latinoamericanos.

  • 22 Octubre, 2010

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