Siguen siendo buenos para las fiestas, sin duda. Pero son mucho más que eso: tienen sus ideas claras, asumen riesgos y cuestionan la autoridad. Saben lo que quieren y dónde quieren llegar. El fracaso está asociado no tanto al desempleo como a no trabajar en lo que les gusta. Atención todos, los jóvenes de hoy son de armas tomar.

  • 10 Agosto, 2007

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