Alcaldes: Son los políticos más visibles en estos momentos. Están en los matinales y radios. Se han convertido en personajes cercanos, directos, capaces de defender a los suyos en contra del gobierno. Más que argumentos o datos, se mueven en el plano populista. Destacan Germán Codina, Rodolfo Carter y Joaquín Lavín. Los tres de derecha. Los de izquierda existen, son hartos, no obstante se ven menos. Daniel Jadue no ha estado a la altura. Quiso traer remedios inseguros por su cuenta. Y cree en fake news. Se nota descolocado.

Alcohol gel: Sustancia esencial para desenvolverse en la vida con pandemia. Útil para lavarse las manos cuando no tenemos cerca agua y jabón. Cuesta conseguirlo a la venta. Se trafica. Antes, ocuparlo era propio de neuróticos.

Amantes: Sector de la población afectado por las cuarentenas y el fin de los moteles. Sufren en silencio.

Animales: Han aparecido especies que se creían extinguidas y se han visto animales paseando por calles y plazas. Se dan cuenta de que estamos recogidos, entonces les producimos menos miedo y se acercan. Las grabaciones de estas escenas son alucinantes y hacen noticia.

Asintomáticos: Son los que tienen el virus, lo transmiten, pero no lo padecen. Se especula cuántos son, es un enigma al que se han abocado desde científicos hasta ingenieros y profetas mediáticos. Pertenecer a esta categoría de enfermos es un deseo al que aspiran todos sin expresarlo.

Briones, Ignacio: Ministro de Hacienda. Experto en dar malas noticias con buena cara y tono amable. Ejercer el poder sin la prepotencia es su sello. De su gestión depende cómo salimos de la crisis sanitaria. A quién ayude, y a quién no, con sus políticas, es fundamental de cara a un posible estallido social.

Cesantía: Un miedo enorme. El desasosiego por quedar sin trabajo y sin expectativas engendra desesperación.

Cuarentena: Estar encerrado más de dos meses se ha vuelto una forma de vivir. Un modo de habitar la realidad. Cambiar los hábitos adquiridos será un proceso. Algunos, secretamente, encontraron una manera ideal de vivir. Todavía no lo dicen por pudor.

Cocinar: Muchos pasan parte del día en la cocina, o pendientes de ella. Qué hay de comer, quién lo prepara y quién lava los platos son asuntos cruciales en las casas. Además, salir a comprar implica tomar precauciones y hacer colas. Permite airearse, eso sí. Circulan en las redes sociales fotos de platos recién hechos. A veces dan un poco de asco.

Contradicciones: Toda noticia científica sobre el virus tiene su contraparte que la refuta. El mundo real es peor. Por ejemplo: dicen que no hay que salir para proteger a los otros, pero insisten en que es necesario hacerlo para no caer en la ruina.

Covid-19: Su origen es fuente de controversias. La ciencia se ve sorprendida a diario por sus efectos. Ha sido personalizado. Es decir, se habla de él como si fuera un sujeto, en este caso, enigmático y dispuesto a destruirnos por completo. Le han declarado la guerra, le dicen enemigo, traidor, impredecible, despiadado y hostil. O lo contrario. El filósofo alemán Markus Gabriel señaló: “El virus no es el enemigo. Desde su perspectiva, somos un amigo, un restaurante, un burdel. El virus entra en nuestros cuerpos y se replica”. Se habla de su peso, de su resistencia a la atmósfera y a las superficies a las que se adhiere. Ningún cálculo respecto de Covid-19 es seguro. Su letalidad muestra lo poco que sabemos de él.

Cultura: En estos meses han liberado libros en diversos formatos online. Se han abierto museos y transmitido conciertos virtuales. Las personas en cuarentena tienen la posibilidad de dedicar horas a consumir literatura, películas, series. Sin embargo, los artistas y escritores se quejan de ser invisibles para la sociedad. Algunos piden ayuda, otros se adecúan a las circunstancias. Si se comparan con otros sectores, están en una situación dura, pero no la peor.

China: De este país proviene el Covid-19. Apuntan a la provincia de Wuhan; a un laboratorio y a los mercados de animales salvajes que siguen funcionando. Misterio. Se le cree poco al gobierno de ese país, ya que las cifras que entregan son improbables. Tratan de ayudar y mostrar que superaron la crisis. A sus autoridades les costará mucho recuperar el prestigio.

Delivery: Pedir cosas a domicilio en vez de salir a comprar. La economía dependerá de cómo resuelvan la seguridad de los envoltorios, la velocidad de entrega y la publicidad.

Distanciamiento social: Es una de las medidas para evitar el contagio. La que más limita la realidad tal como la vivíamos antes. Cuesta mucho mantener la distancia social luego de un rato de relajo. La padecen en especial los amigos, los enamorados y los que disfrutan del sexo casual.

Intelectuales: Los más lúcidos han atinado a ver en lo cotidiano síntomas que examinar. Suelen efectuar asociaciones con el pasado. Así se acercan a una capa más profunda de la experiencia. Algunos han caído en la futurología, como Slavoj Zizek, o están dedicados al negacionismo, en la línea de Giorgio Agamben.

Leer: Se escucha que con el encierro se está leyendo más que nunca. Lo que es cierto parcialmente. No todos tienen la concentración para hacerlo tan relajadamente. Las librerías –en gran parte– están cerradas, así que comprar libros pasó a ser diferente. Acudir a libros pendientes o clásicos es una posibilidad. Recomiendo la novela Poeta chileno de Alejandro Zambra.

Masa madre: Las virtudes de preparar pan con este ingrediente se ha vuelto un asunto simbólico.

Mascarillas: Sirven para cuidarse y definen la estética de la pandemia. La moda las asumió. Se ven desfiles de modelos con la nariz y la boca tapadas. Se sabe que lo oculto es determinante para el deseo y la belleza. Hace poco el escritor Alan Pauls, residente en Berlín, observaba: “Estetizar una mascarilla hospitalaria sin sacrificar su función es algo digno de agradecer. Hay mascarillas de 10 euros y de 50; de algodón, de poliéster, de nailon, de papel de seda, de terciopelo; hay lisas y estampadas, sobrias y de diseño, recatadas y provocativas, serias e irónicas, adustas y arty, higiénicas y trash”. Hacer mascarillas propias es una variable.

Ministerio de las Ciencias: No se sabe exactamente su aporte en esta pandemia. Seguro los hay, pero no han sido capaces de comunicarlos. Da la impresión de que tienen miedo de contradecir al ministro de Salud. La mesa que lideran está agonizando con la salida del Instituto Milenio. En la esfera pública, no han cumplido con lo prometido: educar a la ciudadanía.

MINSAL: Su balance diario ante los medios de comunicación marca la pauta del día. Cometen demasiados errores. No obstante, el balance para ellos siempre es positivo. Necesitan ser mucho más transparentes si quieren salir bien de la pandemia. Están siendo observados por los expertos.

Mañalich, Jaime: El ministro de Salud goza del poder total en estos momentos y lo sabe. Vive una situación histórica. Hasta ahora ha logrado llevar adelante su cometido político. Su autoritarismo, sin embargo, no ha logrado crear confianza. Su preocupación por la salud mental es nula.

Matrimonios: La convivencia en cuarentena ha sido una prueba inesperada y tremenda para muchas parejas con hijos, y sin ellos, que se están viendo más de lo usual en espacios restringidos. Las secuelas de esta realidad en la institución de la pareja son innumerables y están por verse.

Murciélagos: Los mitos en torno a estos animales eran muchos, antes de la pandemia. Se suponía que chupaban sangre. Ahora cobran más importancia simbólica en su doble calidad de alimento sofisticado y de portadores de virus letales.

Nueva normalidad: Fue un error del gobierno lanzar este concepto con entusiasmo. Terminó por convencer a los dispuestos a ir a los malls y agitó los ánimos de las protestas. “Si se puede trabajar, se puede protestar”, es el lema que surgió de inmediato en las redes sociales.

Perros: Sacan a pasear a sus dueños. Tenerlos es una salvación para quienes buscan salir de sus casas.

Piñera, Sebastián: El paseo por Plaza Italia en medio de la cuarentena retrató su concepción infantil del poder. Mejor que permanezca en segundo plano. Cuando se expone, habla demasiado de productividad y poco del dolor humano. Las malas cifras, cuando las dice quien prometió “tiempos mejores”, producen irritación.

Población de riesgo: No deberían salir a la calle, salvo por urgencia. El virus se ensaña con ellos. Son adultos, así que nadie los puede obligar a nada. He visto decenas de abuelos temerarios e indignados.

Protesta social: Se viene. Es una incógnita si vuelve con el mismo apoyo que tuvo a fines de 2019. Quienes predican que se aproxima una crisis económica sin dar soluciones ni esperanzas, solo siembran el descontento. La pobreza es un aliciente.

Sexo virtual: Lo disfrutan quienes pueden adoptar esta posibilidad, cada vez más extendida. Está lejos de compararse con el sexo real. Es un consuelo menor. Acostumbrarse a esta variante y encontrarle su gracia, es un desafío.

Siches, Izkia: La presidenta del Colegio Médico es la figura política más popular del momento. Genera lo que se denomina “intimidad a distancia”, que es la curiosa sensación de cercanía. Uno cree conocerla sin haber estado con ella. En el comité asesor su presencia es crucial para el gobierno, ya que les da legitimidad a las propuestas y garantiza la pluralidad. Siches sabe que colaborar, sin dejar de ser opositora, es la mejor posición.

Tiempo: Sensación de estar suspendidos. El pasado se ve lejos, el futuro no asoma y el presente es incierto.

Teletrabajo: Era visto con desconfianza, hoy es la salvación del sistema. Se mezcla con los quehaceres domésticos. Implica realizarlo rodeado por la familia o solo. A medida que pasan los meses, se instala la sensación extraña de no ver a los compañeros de trabajo. El vínculo personal se diluye tras la pantalla.

Tratos proporcionales: Ominosa expresión. Significa, en el fondo, que a determinados enfermos hay que dejarlos morir, puesto que no se pueden salvar. Deberían irse sin dolor, ojalá sin angustia y con piedad. El manejo de las anestesias es clave para cumplir este cometido.

Trabajadores de la salud: Médicos, enfermeras, auxiliares. Corren riesgos día a día. Muestran una vocación tremenda. Son aplaudidos. Cada vez que uno muere, el desamparo es mayor. Están agotados y conmovidos por lo que viven. Saben que son la esperanza real de los enfermos y sus familias. Están experimentando una situación única, inusitada, que los transforma en héroes. Quienes los amenazan son la lacra de la sociedad.

Vacuna: El mundo científico está buscando una forma de curar este virus de forma expedita y eficiente. Todos los días se informa de nuevos avances en este plano. Pero es poco fidedigna la mayor parte de la información. Anuncian que los experimentos en humanos vienen en unos meses más, a la vez, se lee que faltan años para que eventuales vacunas estén a disposición de las personas. Alarmistas y teóricos de los complots se nutren del tópico.

Ventiladores mecánicos: Salvan a los pacientes graves. Se compran en mercados exteriores sin reglas, donde el secuestro de insumos está permitido. Se habla de una guerra sucia para adquirir estos aparatos. Los gobiernos quizá tienen que estar metidos en transacciones oscuras, por eso no informan detalles. Las sospechas de que hay turbiedad en las adquisiciones son nefastas.

Virólogos: Son los nuevos oráculos. Especialistas en el tema de los virus, están en los medios y trabajan por combatir sus secuelas. Los hay de diversas tendencias políticas, morales y estéticas. Entre los más destacados está Christian Drosten, director del Instituto Berlín Charité y asesor de Angela Merkel.

Zoom: Es la plataforma online más usada para hacer conferencias, talleres y reuniones masivas. Es poco segura, según los expertos. Así que los carretes y las confidencias dejaron de hacerse por esta vía.

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