Ad portas de una nueva elección, el asunto de la extensión del período presidencial vuelve majaderamente a la palestra. La historia demuestra que Chile ha probado numerosas fórmulas, todas con aspectos positivos y negativos, y que insistir en introducir nuevos cambios en materia de plazos refleja una total incomprensión de lo que es importante y de lo que es secundario en nuestra institucionalidad.

  • 14 Septiembre, 2009


Ad portas de una nueva elección, el asunto de la extensión del período presidencial vuelve majaderamente a la palestra. La historia demuestra que Chile ha probado numerosas fórmulas, todas con aspectos positivos y negativos, y que insistir en introducir nuevos cambios en materia de plazos refleja una total incomprensión de lo que es importante y de lo que es secundario en nuestra institucionalidad.

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