La crisis financiera terminó por desnudar las debilidades del modelo económico europeo. Ante la imposibilidad de solventar los costosos sistemas de seguridad social, los dirigentes del Viejo Continente cierran el año con la insostenible presión de cambiar el Estado benefactor por uno que traslade la responsabilidad del bienestar futuro a cada habitante. Aunque no quieran. Por Marcela Corvalán.

  • 29 Diciembre, 2010

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